Sabemos que las lámparas UV-C tienen capacidad germicida, esto es, aniquilan virus y bacterias causantes de enfermedades porque el tipo de luz que emiten (la cual es
invisible para el ojo humano), tiene la propiedad de esterilizar y/o eliminar estos gérmenes.
Si bien es frecuente el uso de lámparas UV-C en distintas aplicaciones de desinfección (tratamiento de agua y tratamiento de superficies, principalmente), es también común que se desconozca cómo utilizar este tipo de lámparas de forma efectiva y segura.
De las distintas aplicaciones que existen con las lámparas UV-C, en esta entrega nos enfocaremos en una que es relevante desde el punto de vista de iluminación pero, sobre todo, por la pertinencia que tiene en el contexto actual donde los espacios comunes como aulas y oficinas comienzan a ser ocupados nuevamente por las personas, resultando imprescindible que los ambientes en estos lugares estén libres de organismos causantes de enfermedades.
Cuando se aplican correctamente, las lámparas UV-C utilizadas en aulas, oficinas y otros espacios comunes, pueden ser eficaces para producir atmósferas limpias. A continuación, presentamos un práctico resumen que sirve como guía básica para emplear de forma segura y eficaz las lámparas UV-C en la desinfección de ambientes.
Si bien cada espacio es diferente, en este resumen tratamos un caso general y señalamos las condiciones ideales para la aplicación de lámparas UV-C. Abordamos algunos parámetros que sirven como recomendación de límites mínimos o máximos, ya que, como hemos dicho en otros artículos, la luz UV-C presenta riesgos para la salud cuando no se toman las medidas de seguridad adecuadas. Así que no se debe perder de vista que siempre que podamos alejarnos de los valores límite aquí señalados, podremos estar más seguros.
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